Tecnofilia

Como la palabra lo dice, afición a la tecnología. Hay distintos grados de tecnofilia dependiendo de la atracción o dependencia que el tecnófilo tenga hacia las tecnologías. Un tecnófilo puede depender a tal grado de la tecnología hasta el punto de convertirse en una obsesión.

Los mayores tecnófilos suelen comprar las últimas versiones de los nuevos dispositivos electrónicos apenas salen al mercado a precios exorbitantes. Actualmente la gran mayoría de las personas tienen algún grado de tecnofilia por la gran dependencia que la sociedad ha generado hacia la tecnología.

Las nuevas tecnologías han pasado a formar parte de las denominadas adicciones psicológicas o adicciones sin drogas. El uso abusivo de los videojuegos, los teléfonos móviles e internet ha hecho que muchos jóvenes establezcan una relación de dependencia con estas herramientas. Los jóvenes que se encuentran en situación de riesgo son aquellos que han crecido en un ambiente familiar poco propicio para su desarrollo, que poseen una baja autoestima y que tienden a huir de un mundo adulto que les resulta hostil refugiándose en las nuevas tecnologías.

Las claves para superar este tipo de dependencias pasa por solucionar los problemas de base, fomentar la comunicación familiar, restablecer la confianza con los padres y los amigos y aceptar la imagen corporal, que es uno de los factores que más contribuyen a la adicción.

Es necesario empezar a poner límites a la conducta adictiva:
· No permanecer más de dos horas al día frente al monitor; salvo que sea su medio de trabajo, en tal caso, debe realizar pausas breves, pero obligándose a una periodicidad.
· Revisar el correo una vez al día.
· Conectarse a Internet acompañado de otra persona que ayude a controlar el tiempo o colocando un despertador que limite el tiempo de navegación, son medidas aconsejables.

A la vez que se restringen las conductas adictivas, es fundamental establecer otras conductas alternativas que no tengan que ver con la PC:
· Hay que fomentar salir más.
· Realizar actividades que faciliten relaciones con la gente, evitar quedarse aislado.
· Cuando se trata de un déficit en habilidades sociales, éstas pueden aprenderse en una terapia adecuada en la que se enseña a interactuar con otras personas y hacer nuevas amistades.

Con el tiempo se va perdiendo el interés por otras actividades que antes resultaban atractivas, de ahí que los especialistas recomienden, además de las alternativas antes mencionadas, leer, escuchar música, realizar actividades en contacto con la naturaleza, aficionarse a trabajos manuales para descargar la mente y practicar técnicas de relajación y meditación.

La terapia contra este mal en sus etapas críticas requiere de ayuda psicológica y existen estratégicas principales:
Reducir malos hábitos posturales.
Racionalizar las horas de uso.
Evitar comer y fumar frente a la máquina.
Adoptar técnicas de relajación.
Y como medida para aumentar la autoconfianza, la formación en grupo, permite observar cómo otros compañeros de trabajo de características similares son capaces de avanzar.